ACUSADOS...

Y culpables de algunos cargos:

1. Culpables de fichar a Silvia Abascal como una de las protagonistas. No sé qué le ha pasado a esta chica, pero en esta serie lo hace fatal... ¡De pena, diría yo! Cada vez que habla me pongo a reír para no llorar ni ¡oírla! ¿No...de-be-rías...es-tar...tra-ba-jan-do...? ¿Y tú no deberías volver a la escuela de interpretación...?

2. Culpables de darle protagonismo a la hija "viva" de Ballester (Carla Nieto en el papel de Patricia). ¡Por Dios! ¿Cómo hacen los cástings? ¿La habrán contratado para matarnos a disgustos y que su madre (Marina Geli, consellera de salud de la Generalitat) tenga más trabajo? ¿Es posible que el enchufe venga del mismísimo Gobierno?

3. Culpables de desarrollar la trama de la serie con giros bastante previsibles. Marina, la hija de Ballester, estaba en la discoteca... ¡Cantado! De la Torre liado con Marina... ¡Cantado! El vecino del asesino a sueldo delatando a Isabel (la policía judicial)... ¡Cantado! (Aunque tal vez todo esto sea mea culpa por ver demasiada televisión.) De todos modos, debo decir a su favor que me sorprendió que Álex (hijo de De la Torre) ordenara el secuestro de Laura. ¡Touché !

Con estos 3 puntos, la gente puede pensar que la serie no vale la pena. Pero no es así:

1. Blanca Portillo: impresionante. De las mejores actrices y actuaciones que he visto. Un nuevo modelo a seguir en mi lista... ¡Chapeau!

2. Trama general: bien llevada. Con intrigas que te dejan pegado al sofá y con ganas de que sea otra vez miércoles para ver como se resuelven. Estos misterios siempre ayudan a mantener conversaciones con la gente que te rodea... Todos hacemos nuestras cábalas o apuestas. ¡La serie saca al Poirot que llevamos dentro! ¡Chapeau!

3. Las mujeres son de armas tomar (bueno, la mayoría): no se dejan intimidar por los "machos alpha" y son autosuficientes. Toman decisiones importantes y se arriesgan sin temor a perderlo todo.

4. José Coronado...: siempre es un placer verle.

Sin embargo, una de las cosas que más me gusta de la serie es que nadie es "bueno-bueno" ni "malo-malo". Y es que, como en la vida real, quien esté libre de pecado que tire la primera piedra.